
El cine no es un simple texto para armar y desarmar. En el cine confluyen varias artes: la literatura, la música y la pintura, sin contar con los recursos técnicos específicos del cine y el actor como eje alrededor del cual se articulan estas artes. En el cine más que en otras artes cada lectura es cuestión de perspectiva, todo el cine no es arte y toda película artística no lo es por las mismas razones, puede primar la dirección, la actuación, el guión, la adaptación, la renovación técnica, la música, la fotografía. Que una película sea buena o mala no depende de un artista en particular como en la literatura sin editor corrector de estilo.
La primera impresión que causa una película es sólo eso, una grata o desagradable sorpresa, tan grata o tan desagradable como las que nos producen los sueños o la sensación de que hemos soñado; la experiencia más digna de ser comparada con el cine no es la lectura sino el sueño, a la literatura se llega con los ojos muy abiertos, al cine, la primera vez que vemos una película que nos nos deje indiferentes, con la ilusión de que vamos a salir de la sala con la sensación de que aquello que hemos vivido con ojos, oídos y nervios es algo digno de haber sido soñado como reminiscencia, deseo o pesadilla.
En el cine, más que en la literatura, se puede comprobar de manera más rápida y efectiva la máxima que dice: "toda obra de arte crece con su repetida contemplación". En relación con el sueño el cine no está lejos de llevarnos a pensar como Ernesto Sábato cuando escribe: "de los sueños se puede decir cualquier cosa menos que son mentira".
La ilusión de realidad en el arte, de la forma en que se vive en el sueño, sólo se puede lograr a través del cine, tal vez esta es la razón por la cual el cine puede llegar a ser más adictivo y enfermizo que la literatura.
La primera impresión que causa una película es sólo eso, una grata o desagradable sorpresa, tan grata o tan desagradable como las que nos producen los sueños o la sensación de que hemos soñado; la experiencia más digna de ser comparada con el cine no es la lectura sino el sueño, a la literatura se llega con los ojos muy abiertos, al cine, la primera vez que vemos una película que nos nos deje indiferentes, con la ilusión de que vamos a salir de la sala con la sensación de que aquello que hemos vivido con ojos, oídos y nervios es algo digno de haber sido soñado como reminiscencia, deseo o pesadilla.
En el cine, más que en la literatura, se puede comprobar de manera más rápida y efectiva la máxima que dice: "toda obra de arte crece con su repetida contemplación". En relación con el sueño el cine no está lejos de llevarnos a pensar como Ernesto Sábato cuando escribe: "de los sueños se puede decir cualquier cosa menos que son mentira".
La ilusión de realidad en el arte, de la forma en que se vive en el sueño, sólo se puede lograr a través del cine, tal vez esta es la razón por la cual el cine puede llegar a ser más adictivo y enfermizo que la literatura.